martes, 21 de abril de 2015

Y el vaso... ¡de cristal!

En la súper compra de ikea del otro día también cayeron unos vasos, un poco más pequeños que los que tenemos en casa, y que se ajustan muy bien a las manitas de los más pequeños. Son el modelo POKAL y hay en 3 o 4 tamaños, así que se pueden coger los que consideremos más se adaptan a ellos. 

Hasta ahora cuchuflín bebía en unos vasos de plástico (también de ikea) de colores. Pero hace un tiempo vi unas fotos de una niña (tendría escasos 10-11 meses...) que estaba bebiendo con un vaso de cristal, y la verdad es que me dio que pensar.  ¿Por qué no dejarles usar un vaso de cristal igual al que usan el resto de la familia?

"Si no le damos a un bebé un vaso de cristal es porque valoramos más el vaso que el aprendizaje" 
(M. Montessori)

Dándoles un vaso de cristal les estamos diciendo que confiamos en ellos y en su capacidad de ser cuidadosos con las cosas. Si les dejamos que beban con un vaso de cristal aprenden a cuidar las cosas: les enseñamos que con el cristal hay que ser cuidadosos, que se rompe si se cae, que es muy frágil... y ven las diferencias entre los materiales. Es además un muy buen estímulo sensorial para ellos: es diferente al tacto que el de plástico, pesa más, esta más fresquito.... 

Así que cuchuflín lleva unas cuantas semanas usando los vasos de cristal y estamos encantados con el cambio y él también. Ahora lo tiene igual que nosotros y eso le encanta. Antes, tenía los de plástico, pero nos pedía beber de los nuestros... así que ahora ya le hemos dicho que como es mayor y ya sabe cuidar las cosas, ¡lo tiene también de cristal!

Si nos paramos a pensar en la frase de María Montessori, tiene mucha razón. Es mucho lo que aprenden dejándoles que los usen de cristal, y por miedo se los damos de plástico... ¿miedo a qué? ¿Que es lo peor que puede pasar? ¿qué se caiga uno y se rompa? Ahí ya queda cada uno valorar si el riesgo merece la pena o no... a nosotros la verdad es que si que nos la merece, y de momento lo único que hemos tenido han sido derrames (que los tenía también con los de plástico), que tienen fácil solución: le damos papel o bayeta y lo limpia. 

¿Te has planteado alguna vez darle el vaso de cristal?

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