martes, 14 de abril de 2015

Martes de sensaciones

¡que fresquita!
¡una pluma!
Como ya sabéis, nos gusta muchísimo disfrutar con cuchuflín de la naturaleza y aprovechamos siempre que podemos para hacer excursiones o escapadas. A mi maridín le tira más la montaña y a mi me encanta la playa, así es que cuchuflín disfruta tanto de una, como de la otra.

Hasta hace poco, cuando íbamos a la playa estaba siempre desierta, pero ahora que va llegando el buen tiempo (aunque parece que estas últimas semanas se está haciendo de rogar ...) las playas se van llenando los fines de semana, no es el agobio del verano, pero nada como disfrutar de una playa vacía...
¡Cuántas huellas!

Así es que esta semana hemos decidido disfrutar de la playa el martes, y...¡qué MARAVILLA!, ¡ha sido TODA PARA NOSOTROS! (a excepción de unos valientes que estaban bañándose y un hombre paseando a su perrito...). 
 
Si habéis ido a la playa en invierno sabréis lo que se disfruta de una playa vacía: la calma, la paz... ¡Un mundo de sensaciones! te sientes inmerso en la inmensidad del mar, notando el contraste de la arena caliente y el agua taaaaan congeladita, del calor del sol y el fresquito del viento, oyendo las olas del mar, viendo las gaviotas volar, tocando conchas lisas y rugosas, cogiendo  piedras, plumas, ramas... buscando cangrejos, observando huellas de animales, haciendo y decorando castillos, dibujando en la arena... 
 
¡Una explosión de sensaciones para los 5 sentidos! 

Está muy de moda crear mesas sensoriales para los más pequeños, y está muy bien porque los sentidos son el motor del desarrollo y aprendizaje, y por tanto es importante que los tengan bien desarrollados y les lleguen diferentes estímulos por todos ellos, pero si nos fijamos un poco, el día a día, la naturaleza, las actividades que realizamos con ellos.... suelen estar llenas de ocasiones más que suficientes para ayudarles a desarrollar estos sentidos, sin necesidad de hacer una actividad sensorial como tal. De hecho a cuchuflín le hicimos una mesa sensorial, pero la usa más como mesa de creatividad que otra cosa, los sentidos ya los desarrolla oyendo a los pájaros, tocando la harina para hacer galletas o plastilina casera, oliendo la comida, jugando en la playa...

"mira, ¡círculos!"
dibujando....
De hecho, ¡la playa es la mejor mesa sensorial! tiene todo lo necesario para que los niños se lo pasen bomba: disfrutan, experimentan, aprenden, juegan, observan, tocan, oyen, huelen, inventan, deducen, crean.... y todo lentamente, a su ritmo, porque en la naturaleza no hay prisas... 

 Y vosotros, ¿sois más de mesas sensoriales o de aprovechar el día a día para brindar sensaciones a los sentidos?








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